Una Oposición nueva
Una Oposición nueva
Por Jorge Narro
Publicado originalmente el 11 de Febrero en Mural.
Me parece estupendo que se critique a un gobernante. Y más cuando da ocasión para ello. La reverencia o el silencio nos convierten en cómplices. Pero cuando un día tras otro, una nota tras otra, un editorial tras otro, un cartón tras otro, se dedican -como si de una obsesión se tratara- a acusar, cuestionar, denostar, se me activan la irritación y la sospecha.
Van dos ejemplos. Ambos a propósito del hecho de que Fitch Ratings bajó las calificaciones crediticias de PEMEX (La calificación crediticia es una puntuación que otorgan agencias a las deudas de empresas o gobiernos, según su calidad crediticia. La puntuación expresa la probabilidad de que esos créditos no se paguen).
Primero. «Desafortunadamente para AMLO, dentro del concurso de improvisados que componen su equipo, Rocío Nahle, Octavio Romero y Alberto Velázquez se llevan las palmas; son incompetentes de clase mundial. Los inversionistas ya se dieron cuenta, y las empresas calificadoras de riesgo están despertando. En cuestión de meses, PEMEX perderá su Grado de Inversión y empezará la pesadilla. Recordemos que no llevan ni dos meses en el timón». (MURAL, 31 de enero, Opinión, p. 7).
Segundo. «Esta semana que concluye, la calificadora Fitch Ratings fue el destinatario principal de las críticas y señalamientos del Presidente Andrés Manuel López Obrador. El ‘pecado’ de esta firma internacional fue bajar las calificaciones crediticias de PEMEX (…)». «El tema desde luego no es asunto menor, pues más allá de vehementes discursos a favor de la Cuarta Transformación, la crítica situación de PEMEX (…) podría tener en el mediano plazo consecuencias muy negativas para las finanzas del Gobierno mexicano». (MURAL, 1 de febrero, Opinión, p. 7)
Por supuesto que los textos reproducidos arriba, que a mi juicio reflejan una obsesión «antipeje», podrían contener afirmaciones verdaderas o previsiones razonables. Pero para otro colaborador del Grupo REFORMA, el columnista Joel Martínez, no va por ahí la cosa…
«Más allá de dedicarle una columna a algunas medias verdades de los argumentos de Fitch acerca de PEMEX, es importante revisar que primero estas empresas no son la Biblia y, segundo, tienen una doble moral. Su comportamiento no siempre es muy ético; por ejemplo, en 2009 tenían a Lehman Brothers calificada como A+ ¡un día antes de la quiebra! Una mucho más escandalosa fue cuando entre 2003 y 2007 calificaron como triple A los bonos emitidos en cuya cartera incluían hipotecas subprime. Estos bonos reventaron en las hojas de balance de los bancos de Estados Unidos y Europa generando la recesión más grande de la historia entre 2007 y 2009. Y aún siguen comportándose como jueces del mercado». (MURAL, 31 de enero, Negocios, p. 9)
Y tampoco va por ahí la cosa para Antonio Ortuño, quien escribe en la edición mexicana del diario español El País:
«Si el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador llega a fracasar (a dos meses de su arranque es imposible decirlo aún, pero podría suceder, desde luego) sus detractores tendrán que reivindicar el título de videntes. Porque lo han tundido desde el momento en que ganó las elecciones. (…). Uno pensaría que, para que esto sucediera, los indicadores básicos tendrían que haber tronado ya como palomitas. Es decir, que el dólar estaría por las nubes y la bolsa por los suelos. Solo que no. El dólar se ha mantenido estable (con alguna mejora ligera del peso) y la bolsa tuvo su mejor enero en los recientes trece años.
Algunos cartonistas ya pintan al País como un barco que se hunde. Algunos columnistas hablan de «el peor Gobierno de la historia». Y esto, perdón, son palabras mayores en México. Porque, aunque resulte una humorada repetirlo, México no era precisamente Suiza hasta el pasado 30 de noviembre, es decir, la víspera de que López Obrador tomara el poder.
No creo que haya que apoyar ciegamente al Gobierno de López Obrador. Creo, más bien, que urge una Oposición que lo contrapese, lo cuestione y lo mantenga a raya. Pero una oposición nueva, diferente de esa que integran los (que) efectivamente, hundieron el barco y consumaron los peores Gobiernos de nuestra historia».