Televisión de chavorrucos
Televisión de chavorrucos
Por Rubén Alonso
Publicado originalmente el 22 de agosto de 2016 en Milenio Jalisco.
La televisión entra en la ruta crítica que la prensa escrita, en papel, cruza desde años frente a la Internet; la radio está en las mismas. Internet, como plataforma convergente de distribución y consumo de contenidos, a la par de tecnologías de acceso a información y producción de contenidos, ha modificado desde sus entrañas los modelos de sustentabilidad de empresas de comunicación, y en su base el actor reconfigurado de la comunicación: el prosumidor (productor-consumidor).
¿Qué pasa con las dos principales empresas de televisión? Televisa hoy arranca una reconfiguración de su oferta; TV Azteca, está en la etapa de negación de la realidad. Televisa pretende retomar modelos coyunturales de producción y distribución de contenidos considerando el perfil de los prosumidores, la generación de millennials, aunque bajo la conducción de los baby boomers. TV Azteca, según su promocional, se aferra a considerar que la televisión abierta es la que impera en el mercado (ver La nueva TV Azteca: http://bit.ly/2b9NLe6
La primera Encuesta Nacional de Consumo de Contenidos Audiovisuales conducida por el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), difundida el pasado 8 de agosto, es sólo una muestra de temporal de cómo estamos; pero si se toman antecedentes de distribución y consumo de contenidos, y todo ello con la caída de ingresos en Televisa y TV Azteca, el asunto es más que angustiante para los dueños y miembros de esos medios (ver encuesta en: http://bit.ly/2b9Jhap).
Esto, por ahora, se plantea en el centro de las empresas. Falta ver qué sucederá en sus filiales locales y la reacción el poder público que «alimenta» esas empresas con publicidad gubernamental ante la pérdida de audiencias.
En estas reacciones tardías, además de los cambios señalados, están las nuevas reglas de la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión y la caída sin retorno claro a la bonanza en los ingresos de las empresas. Una reacción de mercado, sin oferta clara de contenidos de calidad que permita hablar de una nueva televisión.
Televisa llega tarde y TV Azteca aún niega el entorno. La televisión se enfrenta a escenarios sin los actores principales: la generación que tiene y usa otras fuentes de información, que son prosumidores, que interactúan en otras plataformas, que detrás de ellos ya están otros. Su respuesta, una apuesta de chavorrucos asustados.