Leonardo Schwebel y la retórica de la diferencia
Leonardo Schwebel y la retórica de la diferencia
Por Frida V. Rodelo
El pasado 8 de marzo el conductor Leonardo Schwebel, al fungir como ponente en un acto en el Congreso de Jalisco, pronunció un discurso que cuando menos puede juzgarse como discriminatorio y ofensivo hacia las personas de género femenino.
Evidentemente hay diferencias físicas, fisiológicas, entre las personas de distinto género, algunas notorias y otras más que son sujeto de controversia científica por basarse en evidencia insuficiente.
El punto es que lo anterior no justifica las diferencias en derechos. Independientemente del género, edad, nivel socioeconómico, apellido, religión, etnicidad, lugar de origen, condición de salud, apariencia física, preferencias sexuales, etcétera, la Constitución establece en su artículo primero que todos somos iguales ante la ley. Al final de cuentas, si nos ponemos a pensar un poquito, cada ser humano es único e irrepetible y sería una injusticia obstaculizar el disfrute de derechos por ser diferente. Ese es uno de los motivos por los cuales en una democracia se asume que todos los ciudadanos son igualmente capaces de participar e igualmente sujetos de derecho. En pocas palabras, la igualdad ante la ley se prescribe a pesar de (y debido a) las diferencias entre individuos.
Con todo, las mujeres estamos acostumbradas a que se nos juzgue, usualmente mal, por el simple hecho de ser mujeres. (Aunque recordemos que también puede haber sexismo contra los hombres y que también hay otros sectores, además del de las mujeres, discriminados en las diferentes esferas de la vida social; recordemos además que hay grupos que sufren doble o triple discriminación).
Por tanto, la retórica en escenarios como el del día internacional de las mujeres necesariamente gira en torno de los derechos de mujeres, y no de las diferencias fisiológicas. Tal es el problema de Leo Schwebel y de muchos otros al opinar acerca de género. De inmediato asoman los lugares comunes, los estereotipos y de plano las ofensas que tanto hieren y que tanto nos distraen del tema importante, el de los derechos:
«Hay dos tipos de gentes» (aquí el tagging), «el cerebro de tales y tales es diferente», «nunca voy a entender a tales personas» son todas perlas del discurso de Schwebel y asimismo municiones para justificar el maltrato y la negligencia en vez de promover la igualdad entre seres humanos.
El gafe visibiliza lo que un comunicador influyente piensa, sugiere que otros en su nivel pueden pensar como él y evidencia una monstruosa falta de preparación y de sensibilidad para abordar en público temas de derechos humanos.
Ya en 2014 sufrimos la ocurrencia de publicistas de una estación de radio de MVS a quienes se les ocurrió que era simpático pintar bardas de la ciudad con frases discriminatorias para llamar la atención.
En charlas entre particulares seguimos encontrando actitudes como las que mostró Leo en su discurso. El problema de ambas anécdotas es que Schwebel y La Mejor no son personas comunes sino, en el primer caso, un líder de opinión que se permitió improvisar en un acto público (en una ocasión que exigía preparación) y, en el segundo caso, un medio de comunicación que goza de una codiciada concesión estatal para transmitir contenidos a través de una banda de FM. Como tales, tienen un mayor poder para diseminar mensajes, que en este caso resultaron discriminatorios y ofensivos, y, como reza el cliché, también una mayor responsabilidad.
Cladem. Aplausos y porras a esta organización no gubernamental por entrar al ruedo en ambos casos mencionados. Ya veremos qué dicta la Conapred.