Entre un acuerdo y una agenda
Entre un acuerdo y una agenda
Por Rubén Alonso
Columna Apuntes / periódico Público Milenio
Dos eventos con un punto en común, medios de comunicación, pero diametralmente opuestos en su origen, sus alcances e implicaciones, y los actores que lo integran: el Acuerdo para la Cobertura Informativa de la Violencia, arropado por Iniciativa México 2011, y dado a conocer el pasado 24 de marzo; y por otro lado las Conclusiones del Encuentro Nacional por la Diversidad y la Calidad de los Medios de Comunicación, convocado por la Asociación Mexicana de Derecho a la Información (Amedi), y dadas a conocer el pasado 6 de abril. Veamos algunas diferencias. Al primero le llamaré acuerdo, y al segundo agenda.
El acuerdo es elaborado y “comprometido” por las dos empresas de televisión que dominan el espectro nacional (www.mexicodeacuerdo.org). Los medios “comprometidos” son eso, comprometidos con las empresas convocantes; otros, optaron por no “comprometerse”, pues un mecanismo de autorregulación no surge de afuera hacia dentro, sino a la inversa.
El acuerdo, compuesto por un decálogo tiene la carga en el periodista, no tiene compromiso alguno de las empresas convocantes y convocadas, y a la fecha se desconoce el mecanismo de seguimiento y verificación pública. Son principios sin ruta; son principios “espectaculares”, con intensidad mediática que no ofrecen profundización sobre el problema que pretenden abordad y tratar: la violencia en México.
La agenda (www.amedi.org.mx/encuentro), entre tanto, es producto de propuestas libres y reflexiones abiertas; producto de la escucha y el consenso. No se ciñen a la coyuntura, antes bien, retoman puntos expuestos históricamente. La agenda involucra a todos los actores, audiencias, comunicadores, empresarios y grupos de poder político, económico y mediático. La agenda es provocadora, no coyuntural; tan no está sujeta a lo “espectacular”, que los convocantes y convocados del acuerdo no la registraron en sus espacios informativos.
La agenda está compuesta por 33 conclusiones, en la que participaron 887 personas para su elaboración de 18 estados del país en seis mesas de trabajo. Estas conclusiones, desde el derecho a la información, implicarán cambios de reglas en nuestro país; están en la segunda generación de la transición de la democracia en México.
El acuerdo está hecho desde arriba, es unilateral; la agenda fue confeccionada desde abajo y es horizontal. El acuerdo perderá su sentido en cuanto se apague el televisor; la agenda estará vigente en la medida que hagamos valer el derecho a la información.