CRISIS DE CREDIBILIDAD Y DESINFORMACIÓN EN EL PERIODISMO
CRISIS DE CREDIBILIDAD Y DESINFORMACIÓN EN EL PERIODISMO
Por Rosalía Orozco Murillo*
Publicado originalmente el 05 de junio en www.zonadocs.mx.
¿Qué factores han contribuido a minar la credibilidad de los medios informativos?, es una pregunta difícil de responder. Algunos expertos lo atribuyen al fenómeno de la desinformación que ha alcanzado dimensiones preocupantes a escala mundial, debido sobre todo a la facilidad y a la rapidez con la que son diseminadas las mal llamadas “fake news”, término contrapuesto a la esencia y razón de ser del periodismo: producir información basada en fuentes, hechos y discursos verificados y contrastados.
Desde un punto de vista crítico, la crisis de credibilidad y pérdida de confianza que vive la industria del periodismo radica más bien en una combinación de causas hasta cierto punto perversas. Por un lado, algunos medios informativos operan sin aplicar o tomar en cuenta valores éticos y estándares deontológico-profesionales del periodismo. Por ejemplo, muchos periodistas e instituciones informativas difunden “noticias” basadas en declaraciones sin corroborar; otros publican boletines de prensa e informaciones oficiales sin confrontar con evidencias; otros más dan demasiado peso a la inmediatez y a la novedad y no contextualizan ni contrastan las informaciones difundidas. Todas estas prácticas favorecen la desinformación.
La sobre-abundancia informativa y la publicación de notas breves carentes de contexto y rigurosidad en portales digitales que se disfrazan de medios informativos serios y que sólo buscan generar tráfico o visitas de usuarios para obtener ganancias monetarias, también ha contribuido a minar la confianza de los ciudadanos en los medios periodísticos.
Otra situación que de manera particular inhibe la construcción de un mejor periodismo en México, es el contexto de violencia e inseguridad en la que muchos reporteros deben realizar sus actividades, así como la precariedad laboral en la que la gran mayoría de periodistas realizan su trabajo.
La falta de interés por parte de los dueños y directivos de los grandes medios mexicanos para invertir en la generación de investigaciones periodísticas a profundidad es otro factor que ha inhibido la producción de un periodismo con más calidad en el contexto nacional.
De acuerdo con el estudio Digital News Report del Instituto Reuters y la Universidad de Oxford, realizado en el 2018 y aplicado en México y otros 27 países, más del 50 por ciento de los usuarios de Internet se informa sobre asuntos de interés público a través de sus cuentas de redes sociales, principalmente de Facebook. El reporte también reveló que siete de cada diez personas consideran que los medios de comunicación están más preocupados por ganar audiencia y apoyar a grupos políticos, que por informar con veracidad, profundidad e imparcialidad.
El estudio “Confianza en las instituciones 2018” de Consulta Mitofsky reveló que los mexicanos confían igual en los medios de comunicación que en las redes sociales. Este dato es aterrador si consideramos que hasta ahora no existe la garantía de que las empresas de redes sociales puedan garantizar el acceso a información verificada, plural y veraz.
Por qué los usuarios de Internet en México creen que pueden confiar por igual en los medios periodísticos que en la información que circula en Facebook, WhatsApp y YouTube, (las tres redes con más penetración en nuestro país), quizá por qué no saben aún cómo reconocer información producida por medios periodísticos serios y que aplican estándares y criterios de calidad en sus procesos de producción informativa.
Pese a ser facilitadoras del flujo informativo producido por los medios periodísticos y por otros usuarios, las redes sociales no deberían ser consideradas fuentes de información confiables, pues desde el 2016 esas plataformas han sido usadas para viralizar de forma deliberada información falsa y mentiras.
Si consideramos que la confianza es un valor equiparable a la credibilidad, el atributo más importante en el periodismo, entonces las instituciones informativas y los periodistas tienen ante sí el reto de producir y difundir información contrastada y verificada, tienen el deber de desempeñarse con profesionalismo y ética.
Afortunadamente, en los últimos años han surgido en México medios digitales y redes profesionales de periodistas que se apegan a los criterios éticos y deontológicos de la profesión, que desempeñan un papel fiscalizador ante los grupos de poder y que demuestran que sí es posible producir un periodismo riguroso basado en la verificación de datos, en el seguimiento de los hechos y en la investigación a profundidad de los asuntos que interesan y afectan a la mayoría de las personas. Se trata de medios dirigidos por periodistas y no por empresarios, la mayoría de ellos han sido premiados a nivel nacional e internacional por la trascendencia que ha tenido su trabajo periodístico.
Mejorar la calidad del periodismo y detener la difusión de información imprecisa en la red debería ser una preocupación y responsabilidad de todos, no solo de los periodistas, pues todos nos beneficiamos cuando tenemos la seguridad de que la información que consultamos por cualquier medio o plataforma es confiable, por eso es imperativo que las universidades, los gobiernos y la industria tecnológica trabajen en conjunto para trabajar en iniciativas que contribuyan a la alfabetización informativa de los ciudadanos.
Héctor Alvarado, un colega de la UANL recuerda en su libro El periódico de calidad que en tiempos convulsos en los que lo trivial inunda el panorama, es necesario un periodismo que seleccione y descifre lo realmente trascendente, un periodismo que atienda el interés público y que desarrolle el “trinomio periodístico perfecto”: informar-explicar-cultivar.
*Presidente de Amedi Jalisco.
Académica de la Universidad de Guadalajara adscrita al Sistema de Universidad Virtual.